Más dormidos que en la cama

Foto de Kerwin Chang vía Flickr

¿Recuerdas a la maestra que estaba de baja en el post anterior? Ya volvió al trabajo. No hace mucho iba por el pasillo del colegio especialmente orgullosa. No pudo esconder su satisfacción cuando se cruzó con el profe de Educación Física.

—¡Qué contenta sales del aula! —le espetó el del chándal.
—Sí, acabo de impartir una de las mejores clases de mi vida. Mi explicación ha sido perfecta, los ejemplos que he puesto los más acertados. NO SÉ SI LOS ALUMNOS SE HABRÁN ENTERADO DE ALGO, PERO MI INTERVENCIÓN HA SIDO MAGISTRAL.

"Pues ya te digo yo que no se han enterado de nada", fue el comentario que el maestro de Educación Física se guardó para sí. Lo tenía claro, sabía que su compañera era una acérrima del método tradicional, y él ya conocía la investigación de Rosalind Picard.

Según leyó, aquella investigadora colocó un sensor en un alumno con el fin de registrar su respuesta electrodérmica. El chico llevó el aparato conectado durante una semana, las 24 horas del día. El gráfico inferior presenta los registros en cada una de sus actividades.

Registro de la actividad electrodérmica de un estudiante en diferentes actividades de su vida (Poh, Swenson y Picard, 2010)

En síntesis, Picard detectó que la menor actividad electrodérmica se daba cuando el joven asistía a clase ("Class" en el gráfico). La investigación destaca que se trataba de CLASES MAGISTRALES, y resalta que el cerebro del alumno estaba más dormido en aquellas clases que en la cama.

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